El Impulso de la Curiosidad

El Impulso de la Curiosidad
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La Teoría del Impulso de la Curiosidad

La teoría del impulso de la curiosidad sugiere que las personas desean coherencia y comprensión en sus procesos de pensamiento. Cuando esta coherencia se ve interrumpida por algo que no es familiar, incierto o ambiguo, es el impulso de la curiosidad lo que intenta recopilar información y conocimiento de lo desconocido para restaurar procesos de pensamiento coherentes.

Esta teoría se relaciona con las experiencias indeseables de “incertidumbre”. La reducción de estos sentimientos desagradables, a su vez, es gratificante.

A través de esta teoría, el concepto general dicta que la curiosidad se desarrolla estrictamente a partir del deseo de dar sentido a aspectos desconocidos del entorno de uno a través de la interacción de conductas exploratorias. Una vez que se haya logrado la comprensión de lo desconocido y se haya restaurado la coherencia, estos comportamientos y deseos disminuirán.

El comportamiento impulsado por la curiosidad a menudo se define como el comportamiento a través del cual se obtiene conocimiento y, por lo tanto, debe abarcar todos los comportamientos que brindan acceso o aumentan la información sensorial.

Los subconjuntos de la teoría del impulso de curiosidad difieren en si la curiosidad es un impulso primario o secundario y si este impulso de curiosidad se origina debido a la necesidad de entender y regular su entorno o si es causado por un estímulo externo. Las causas pueden variar desde necesidades básicas que deben satisfacerse (por ejemplo, hambre, sed) hasta necesidades en situaciones inducidas por el miedo.

Cada una de estas teorías de subconjunto establece que, ya sea que la necesidad sea primaria o secundaria, la curiosidad se desarrolla a partir de experiencias que crean una sensación de incertidumbre o desagrado percibido. La curiosidad actúa entonces como un medio para disipar esta incertidumbre.

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Al exhibir un comportamiento curioso y exploratorio, uno puede obtener conocimiento de lo desconocido y, por lo tanto, reducir el estado de incertidumbre o desagrado. Sin embargo, esta teoría no aborda la idea de que la curiosidad a menudo se puede mostrar incluso en ausencia de situaciones nuevas o desconocidas.

La observación de la curiosidad, incluso en ausencia de estímulos novedosos, señala una de las principales deficiencias del modelo del impulso de la curiosidad.

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