Los Experimentos Sociales que demuestran cómo el Poder de la Situación condiciona los Comportamientos
Hubieron dos experimentos sociales que por su impacto en los resultados sobresalieron en la historia de la psicología social. Ambos demostraron como el poder de la situación condiciona los comportamientos de las personas.
¿Serías capaz de ejecutar descargas eléctricas a otra persona si un profesional universitario te lo ordenara para una investigación?. ¿Crees que serías capaz de atormentar, humillar y violentar a otro ser humana?.
Estas preguntas son las que se hicieron Stanley Milgran y Philip Zimbardo, quienes buscaron las respuestas en dos históricos y reconocidos experimentos.
El experimento de Milgram: Obediencia a la Autoridad
Stanley Milgram, un psicólogo estadounidense, llevó a cabo una serie de experimentos para medir el grado de obediencia a la autoridad, aunque las ordenes a obedecer produjeran graves daños a otros.
Milgram creo una máquina que “simulaba ser un generador de descarga eléctrica” para ejecutar sobre otras personas. Obviamente la máquina que debían operar los sujetos de prueba no funcionaba realmente.
Con claras etiquetas se indicaba el nivel de descargas que se aplicaba, desde “moderado” hasta “fuerte”. También había interruptores con frases como “Peligro descarga grave” y números con niveles de voltajes, desde 75 a 450 voltios.
Los sujetos de prueba seguían las ordenes de quien coordinaba el experimento y debían aplicar las descargas eléctricas que les solicitaban. El experimento se realizó en la Universidad de Yale y a los 40 voluntarios se les explico que era un experimento que estudiaba el aprendizaje.
Además de estar en una Universidad y ser participe de un importante experimento, a la situación se sumó la conducta de quien coordinaba. Quien hacía de profesor usaba un guardapolvo blanco y persuadía a que los voluntarios aumenten la dosis de descarga eléctrica diciendo: “es absolutamente esencial que continúe“.
El aterrador resultado del experimento
Para sorpresa del investigador, los 40 sujetos del experimento llegaron a aplicar a otra persona 300 voltios de descarga. Mucho más de los 250 voltios que podría soportar el cuerpo humano.
El dato más alarmante fue que 25 de ellos se animaron a aplicar el máximo de 450 voltios. Quienes pensaron el experimento creían que no más del 3% se animarían a aplicar tantas descargas, y esas personas tendrían que ser psicópatas.
Los experimentos demostraron que las personas obedecen las ordenes dadas por una autoridad, en este caso el profesor. Aún cuando dichas ordenes sean producir daños a otros y/o vayan en contra de su conciencia.
La relación de autoridad debe estar enmarcada y reforzada por el contexto social, político, económico y cultural. El estudio se desarrolló en una prestigiosa universidad y los voluntarios recibían un pago por ser parte del experimento.
El experimento de Zimbardo: la Cárcel de Standfor
El experimento de la Cárcel de Standfor es uno de los estudios sociales más famoso del siglo pasado. El estudio lo llevó a cabo el psicólogo Philip Zimbardo y su equipo en las instalaciones de la Universidad de Standfor en el año 1971.
Se reclutaron voluntarios pagos para actuar los roles de guardias y prisioneros en una prisión ficticia. Los participantes fueron reclutados por medio de anuncios en los diarios y con un ofrecimiento económico.
Los participantes eran estudiantes universitarios, saludables y psicológicamente estables. Se formaron dos grupos, uno representaron el rol de prisioneros y los otros actuaron de carceleros.
Los guardias recibieron porras, uniformes y lentes negros que impedían el contacto visual. Los prisioneros solo vestían batas y sandalias, además se les designaban con números en vez de usar sus nombres.
Antes de iniciar el experimento los carceleros concurrieron a una charla dónde se les indico que bajo ningún punto podían ejercer la violencia física. Y que su objetivo era dirigir la prisión y mantener el orden.
Los terribles resultados obligaron a suspender el experimento
El experimento se descontroló rápidamente y los prisioneros sufrieron un tratamiento violento y humillante. Los presos fueron atormentados con experiencias traumáticas.
Los obligaron a limpiar retretes con sus manos desnudas y les denegaban en ocasiones ir al baño. En algunos casos les retiraron los colchones de las camas y los obligaron a dormir desnudos sobre el suelo.
El equipo de investigación relevó que aproximadamente un tercio de los guardias mostró tendencias sádicas genuinas. Zimbardo se vio obligado a terminar el experimento transcurridos seis días de los catorce previstos.
El experimento mostró cómo reaccionan las personas a las necesidades específicas de la situación, en lugar de acudir a sus propios valores morales o creencias internas. El contexto puede deshumanizar y trastocar los valores sociales y morales de los sujetos.