Teoría de las Ventanas Rotas y el experimento de Zimbardo
La teoría de las ventanas rotas indaga sobre los comportamientos destructivos y delictivos en las comunidades. ¿El vandalismo es producto de la pobreza?.
En 1969 Philip Zimbardo llevó a cabo un interesante experimento en dos barrios de Estados Unidos con poblaciones totalmente diferentes. Estacionó dos autos de la misma marca, modelos y color, con aspecto de abandonados, en el Bronx y en Palo Alto.
En esos años el Bronx era un barrio neoyorquino con alta tasa de delincuencia y escasos recursos económicos. Por el contrario, Palo Alto era una zona rica de California con bajo indice de delincuencia.
El auto estacionado en el Bronx comenzó a ser bandalizado en pocas horas, robaron sus llantas, el motor, los espejos, la radio, etc. En menos de una semana todo lo aprovechable se lo llevaron, y lo que no servía lo destruyeron.
En cambio el auto de Palo Alto se mantuvo intacto, sin embargo el experimento no había finalizado. Zimbardo y su equipo decidieron profundizar el aspecto de abandono del auto de Palo Alto y rompieron el vidrio de una ventana.
Con esta pequeña modificación los vecinos de Palo Alto empezaron a comportarse de igual manera que en el Bronx. En poco tiempo violentaron, destruyeron y dejaron el auto en las mismas condiciones que el ubicado en el barrio pobre.
¿Qué es la teoría de las ventanas rotas?
En marzo de 1962, James Wilson y George Kelling, publicaron el artículo “Ventanas Rotas” en la revista literaria y cultural The Atlantic Monthly. Basándose en este artículo, George Kelling y Catherine Coles, publicaron en 1996 el libro “Arreglando Ventanas Rotas”.
Es un libro de criminología que sostiene que mantener los entornos urbanos en buenas condiciones puede provocar una disminución del vandalismo y la reducción de las tasas de criminalidad.
Extracto del libro:
“Consideren un edificio con una ventana rota. Si la ventana no se repara, los vándalos tenderán a romper unas cuantas más. Finalmente, quizás hasta irrumpan en el edificio; y, si está abandonado, es posible que lo ocupen ellos y que prendan fuego dentro.
O consideren una acera o una banqueta: se acumula algo de basura; pronto, más basura se va acumulando; con el tiempo, la gente acaba dejando bolsas de basura de restaurantes de comida rápida o hasta asaltando coches“.
Conclusiones del experimento y la teoría de las ventanas rotas
El experimento evidencia que los comportamientos delictivos no son exclusivos de las personas pobres. Y que las conductas que desaprueba la sociedad emergen de contextos que las hacen posibles.
Un vidrio roto en un auto abandonado transmite la idea de deterioro y desinterés, y daría la sensación de no ser necesario cumplir con los códigos de convivencia. Y cada nuevo ataque que se realizó sobre el auto reafirmó y multiplicó esa idea.
Como individuos adaptamos y recreamos las normas sociales a nuestros deseos y posibilidades del contexto. Asumimos que un auto abandonado, no tiene propietario, es de todos y se puede hacer lo que se quiera con el.