Experimentos de Ruptura

Experimentos de Ruptura
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Los Experimentos de Ruptura de Garfinkel

En la década del 60, Garfinkel se apoyó en los escenarios ordinarios del día a día para realizar los famosos experimentos de ruptura.

Harold Garfinkel, profesor de sociología en la Universidad de California, Los Ángeles, ideó los estudios e investigaciones sobre la ruptura del “orden del sentido común”. Garfinkel es uno de los promotores clave de la tradición fenomenológica en la sociología estadounidense, el desarrollo de esta tradición era denominada por él como la etnometodología.

La etnometodología se preocupaba por los modos prácticos con los que las personas entienden el mundo en el que viven, sus conocimientos en las conversaciones mundanas.

El Regateo de los Precios

En la década del 60, Garfinkel le pidió a 68 alumnos que visitaran los comercios y regatearan los precios.

Los alumnos debían solicitarle al comerciante un descuento de una mercancía o producto que deseaban comprar. Este pedido debían hacerlo en tiendas donde no era habitual hacer rebajas de precios ni promociones.

Dividió a los alumnos en dos grupos, uno de los grupos sólo tenía un intento de solicitar la rebaja al precio del producto. Mientras que el otro grupo podía intentar pedir un descuento de la mercancía hasta 6 veces.

Del grupo que sólo tenía un intento de regateo, el 20% se rehusó a realizar el experimento o lo abandono tempranamente. A diferencia del otro grupo donde sólo un 3% de los alumnos decidió no continuar con la investigación.

La mayoría de los estudiantes comentaron que se sintieron muy incómodos cuando llegaba el momento de solicitar una rebaja del producto. Sin embargo, quienes tenían 6 intentos, comentaron que en el tercer pedido ya no se sentían incómodos y disfrutaban del momento.

Además expusieron que sentían mucha vergüenza al solicitar descuentos en productos baratos, no en los caros. Y por último, dijeron que no tendrían problema en volver a hacerlo ya que descubrieron que era factible y posible.

Quienes se rehusaron a realizar el experimento o lo abandonaron sintieron que se enfrentaban a una situación rara e incómoda porque había una ruptura del orden cotidiano. Los estudiantes que superaron las primeras situaciones de regateo lograron adaptarse y lo volverían a hacer ya que asimilaron un nuevo orden en el sentido común.

Además surge de este experimento que regatear una mercancía barata, en el orden de sentido común, puede entenderse como una persona que es reacia a gastar (tacaña), mientras que no ocurre los mismo con los productos caros.

Rompiendo el Espacio Vital

Para llevar adelante este experimento, Garfinkel recurrió a la ayuda de sus estudiantes como los hizo en otros estudios. Le propuso a 79 alumnos que en el transcurso de una conversación corriente con algún familiar o amigo se fuesen acercando.

A excepción de niños y niñas, el experimento lo podían hacer con todas las personas sin importar el sexo y la edad. Al acercarse progresivamente al rostro de la otra persona estarían rompiendo el espacio habitual y “común” que se emplea en una situación similar donde dos personas hablan.

De manera unánimetanto las víctimas del experimento como los estudiantes, intentaron alejarse del rostro de la otra persona. La rara situación provocaba diversas reacciones y emociones como asombro, vergüenza, incertidumbre, rabia y miedo.

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Otro dato relevante fue que se evidenciaron reacciones de rechazo de manera más notoria cuando los interlocutores eran varones.

La primera y más concluyente afirmación es que en toda conversación ordinaria hay una distancia mínima de proximidad a la otra persona. Si esta distancia se quiebra, la restauración del orden de sentido común lleva atribuir la intención de la búsqueda de sexo.

Además, al romper con esta norma social establecida se genera una escena de tensión, disgusto y desaprobación a la práctica de acercamiento.

Acceso a la Facultad de Medicina

El investigador adopto el rol de entrevistador de los futuros estudiantes que querían ingresar a la carrera de medicina. Realizó entrevistas personales a los 28 aspirantes que querían ingresar a la facultad.

La primer hora los estudiantes debían responder preguntas tradicionales sobre sus estudios y acerca de su vida cotidiana. Al concluir la falsa entrevista le preguntaba a los estudiantes si querían escuchar una entrevista realizada a otra persona.

Todos y todas mostraron interés en escuchar la grabación, en la misma se podía escuchar un estudiante con un lenguaje vulgar y poco instruido. Además se notaba que intentaba evadir las preguntas y por momentos contradecía al entrevistador.

Después de escuchar la grabación, Garfinkel le solicitaba a los aspirantes que dieran una opinión sobre la persona entrevistada. Ante cada observación dada por los estudiantes, el investigador aportaba un dato contrario.

Por ejemplo, cuando un estudiante dijo que el entrevistado escuchado “era de clase baja”, el investigador le decía que “era hijo de un gran empresario”. Garfinkel daba una afirmación que intentaba generar una contradicción en el imaginario de los estudiantes.

Frente a la incongruencia de lo fantaseado versus los datos concretos, los estudiantes intentaban resolver la ruptura reorganizando sus pensamiento. Algunas manifestaciones que buscaron adecuarse a la situación fueron: “no fue educado, quizás tenía confianza en si mismo” o “quizás sólo se hacía el gracioso“.

También hubo casos en que los estudiantes solucionaron la incongruencia aceptando que ellos cometieron el error en su apreciación. “Me preocupa mi falta de habilidad para juzgar mejor al muchacho“.

Los estudiantes se hicieron una primer idea acerca de la persona escuchada en la grabación que contrastaba con los datos ofrecidos por el investigador. Al encontrar un ruptura entre la idea formada y los datos recibidos, los estudiantes buscaban normalizar la ruptura y darle un nuevo sentido a la situación.

De esta manera lograban resolver las incongruencias buscando un sentido que pueda devolver el orden “normal” o “común”.

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