Teoría de la Emoción

Teoría de la Emoción
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Experimento para Probar la Teoría de la Emoción

En 1962, en la Universidad de Columbia, Schachter y Singer realizaron un experimento para probar su teoría de la emoción. Estaban tratando de comprender las formas en que la cognición o los pensamientos influyen en la emoción humana.

Los investigadores plantean la hipótesis de que “un estado emocional puede considerarse una función de un estado de excitación fisiológica y de una cognición adecuada a este estado de excitación”. Los autores estaban interesados ​​en lo que sucede si induces de forma encubierta un cambio fisiológico en un sujeto, ¿asignarán cognitivamente un estado emocional a la mayor excitación de sus cuerpos cuando no tienen una razón causal aparente para sus cambios corporales?

Sin embargo, si la persona tiene una razón causal (es decir, sabe que está recibiendo un medicamento), entonces puede racionalizar la experiencia y no tendrá una reacción emocional. Por el contrario, si uno inhibe los cambios fisiológicos, ¿podría una persona estar en peligro extremo y, sin embargo, no tener una respuesta emocional?

En otras palabras, ¿una persona reacciona emocionalmente solo cuando experimenta cambios fisiológicos?

El Experimento

En el estudio, a un grupo de 184 participantes masculinos se les inyectó epinefrina, una hormona que induce la excitación, lo que incluye aumento de los latidos del corazón, temblores y respiración acelerada.

A los participantes de la investigación se les dijo que les estaban inyectando un nuevo medicamento para evaluar su vista.

Al primer grupo de participantes se le informó sobre los posibles efectos secundarios que podría causar la inyección, mientras que al segundo grupo de participantes no. Luego, los participantes fueron colocados en una habitación con alguien que pensaron que era otro participante, pero que en realidad era un cómplice en el experimento.

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El cómplice actuó de una de dos maneras: eufórico o enojado. Los participantes que no habían sido informados sobre los efectos de la inyección tenían más probabilidades de sentirse más felices o más enojados que aquellos que habían sido informados.

El estudio de Stanley Schachter y Jerome E. Singer ilustra la importancia de cómo las personas interpretan sus estados fisiológicos, que forman un componente importante de sus emociones.

Aunque su teoría cognitiva de la excitación emocional dominó el campo durante dos décadas, ha sido criticada por dos razones principales: el tamaño del efecto observado en el experimento no fue tan significativo y otros investigadores tuvieron dificultades para repetir el experimento.

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