La Habitación llena de Humo

La Habitación llena de Humo
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El Experimento de la Habitación llena de Humo

El experimento de la habitación llena de humo es un gran ejemplo de cuánto confían las personas en las respuestas de los demás para guiar sus acciones. Si vieras a alguien en problemas, ¿crees que intentarías ayudar?

Los psicólogos han descubierto que la respuesta a esta pregunta depende en gran medida del número de otras personas presentes. Es mucho más probable que ayudemos cuando somos el único testigo, pero mucho menos probable que echemos una mano cuando somos parte de una multitud.

El fenómeno llamó la atención del público luego del espantoso asesinato de una joven llamada Kitty Genovese. Según el cuento clásico, aunque varias personas pudieron haber presenciado su ataque, nadie pidió ayuda hasta que fue demasiado tarde.

Este comportamiento se identificó como un ejemplo del efecto espectador, o la falta de acción de las personas cuando hay otras personas presentes. En realidad, varios testigos llamaron de inmediato al 911, por lo que el caso Genovese no fue realmente un ejemplo perfecto del efecto espectador.

Cómo se realizó el Experimento de la Habitación llena de Humo

A finales de la década del 60, los investigadores Bibb Latané y John Darley recrearon una situación donde a los participantes los llevaban a una habitación para completar cuestionarios. De repente, la habitación comenzaba a llenarse de humo…

Se plantearon varios escenarios:

  • a) en algunos casos la persona estaba solas en la habitación
  • b) en otras situaciones había tres personas desprevenidas en la sala
  • c) por último, había una persona y dos cómplices del experimento
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Cuando las personas estaban solas, aproximadamente las tres cuartas partes de los participantes abandonaron la habitación con calma para informar sobre el humo a los investigadores. En la condición con tres participantes desprevenidos, solo el 38% reportó el humo.

Es importante aclarar que en la situación que involucraba a los cómplices, estos actores ignoraron el humo y continuaron llenando sus cuestionarios. En este tercer escenario, solo el 10 % de las personas que no eran cómplices salieron de la sala para denunciar el humo.

El experimento es un gran ejemplo de cuánto confían las personas en las respuestas de los demás para guiar sus acciones. Cuando algo está sucediendo, pero nadie parece estar respondiendo, las personas tienden a seguir las señales del grupo y suponen que no se requiere una respuesta.

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